Una inmigrante indocumentada, cuya familia afirma que entró por error en la entrada de una base militar de San Diego, podría ser deportada.
El mes pasado, Ana Camero, de 64 años, tomó una ruta diferente para volver a casa desde su trabajo en La Jolla como lavaplatos en un restaurante. Tras detenerse en una gasolinera en la calle Washington, entró por error en el Depósito de Reclutas del Cuerpo de Marines, cerca del aeropuerto de San Diego.
Siguiendo el procedimiento de rutina, el personal militar en la entrada le pidió identificación para poder dar la vuelta. Pero Camero no tenía la documentación en regla. Esto provocó una llamada a la Patrulla Fronteriza de EE. UU., y Camero fue detenida, según su familia.
“Cualquiera puede cometer un error”, dijo su hija, Melissa Hernández. “Ella no era una amenaza, solo se equivocó de camino”.
El 7 de abril, Hernández estaba sentada en su casa cuando se dio cuenta de que era tarde y que su madre no había regresado. Entonces recibió una llamada de un oficial militar pidiéndole que recogiera el vehículo de su madre en el MCRD, relató.
Al principio pensó que las autoridades se habían llevado el vehículo porque su madre no tenía licencia de conducir, pero dijo que nunca imaginó que la detendrían. “Ni siquiera se me pasó por la cabeza”, dijo.
Mientras esperaba respuestas fuera de la base de entrenamiento, observó la llegada de varios vehículos de la Patrulla Fronteriza.
Un portavoz del Depósito de Reclutas del Cuerpo de Marines indicó que si una persona sin la debida autorización intenta ingresar a una instalación federal, debe mostrar una identificación oficial.
“Si la persona no puede o no proporciona la identificación requerida, se notifica a las autoridades federales correspondientes, incluyendo la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU.”, declaró un portavoz. “Este protocolo se aplica independientemente de si la persona alega que la entrada fue accidental. Como instalación federal, estamos obligados a cumplir con todas las leyes y estatutos federales aplicables”.
Según la CBP, los agentes de la Patrulla Fronteriza pueden acudir a instalaciones militares para brindar asistencia cuando se les solicite.
La agencia federal indicó que no podía hacer comentarios sobre casos individuales, alegando cuestiones de privacidad. Añadió que “durante el desempeño de sus funciones de asistencia, los agentes de la Patrulla Fronteriza pueden tomar la custodia de cualquier persona que se encuentre en Estados Unidos en violación de la ley federal aplicable y procesarla como corresponde”.
Camero, originaria de México, ha vivido en Estados Unidos durante más de 20 años, y su familia afirma que no tiene antecedentes penales. Actualmente se encuentra bajo custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en espera de su proceso de deportación.
Durante una audiencia reciente en el Centro de Detención de Otay Mesa, un juez de inmigración le dio tiempo a Camero para conseguir un abogado, ya que expresó su deseo de defender su caso. Casi al final de la audiencia, Camero no pudo contener las lágrimas al solicitar asistencia médica durante su detención. El juez reiteró que la asistencia médica está disponible si es necesaria.
El pastor José Manuel Valdez, de la Iglesia Cristiana San Pablo, estuvo presente en la audiencia para mostrar su solidaridad con Camero y su familia. Dijo conocerla desde hace tres años.
“Es una injusticia”, dijo más tarde. “Porque no fue algo que ella planeó, simplemente entró en su auto y no supo qué hacer”.
Adriana Jasso, defensora de derechos humanos, dijo que esta no es la primera vez que escucha de un inmigrante indocumentado que ingresa a una base militar por error. Citó un caso de 2019 en el que una mujer fue detenida por las autoridades de inmigración durante dos semanas por el mismo descuido, pero en una instalación militar diferente en San Diego.
Jasso, quien trabaja con el Comité de Servicio de Amigos Americanos de San Diego, reconoció que estos errores pueden ser costosos. “Es un error humano”, dijo. “Pero la consecuencia es un mayor nivel de responsabilidad porque se convierte en una situación migratoria”.
Hernández dijo que está preocupada por su madre, quien tiene diabetes. Su próxima audiencia está programada para finales de mayo.
“Mi madre está triste”, dijo. “No quiere irse, quiere quedarse aquí con su familia”.
Original Story
A woman drove into a San Diego military facility by mistake. She now faces deportation.