En una sección de la cerca fronteriza en San Diego el sábado, donde se habían reunido decenas de personas para conmemorar la búsqueda de refugio de María y José antes del nacimiento de Cristo, una reverenda pidió a los asistentes que levantaran el dedo meñique para compartir la paz.
Era un gesto que recordaba los días en que se celebraba la posada binacional navideña en Friendship Park, un sitio histórico que abarca la frontera entre EE. UU. y México, donde las personas podían encontrarse con sus seres queridos, aunque estuvieran separados por la cerca internacional y el o se limitara a las yemas de los dedos.
“Se trata de honrar a aquellos a quienes no podemos saludar con un abrazo o incluso con un apretón de manos”, explicó la reverenda María Santa Cruz, del Sínodo de Pacifica de la Iglesia Evangélica en América.
Una vez más, la Posada Sin Fronteras, o Posada Without Borders, tuvo que celebrarse en lugares separados: en Tijuana, en el lado mexicano de Friendship Park, y en San Diego en un lugar a unos pocos kilómetros conocido como Whiskey 8, donde los voluntarios han estado ofreciendo asistencia a los migrantes que llegan.
El lado estadounidense de Friendship Park ha estado cerrado al público desde 2020. Se suponía que reabriría una vez que se reemplazara su cerca fronteriza envejecida, pero ese proyecto está incompleto debido a complicaciones de financiamiento federal. Y con la llegada de la nueva istración de Trump, los defensores dicen que hay creciente incertidumbre sobre los planes del gobierno para el parque.
Friendship Park, fundado hace más de 50 años por la entonces primera dama Pat Nixon, está dentro de una zona federal bajo la jurisdicción de la Patrulla Fronteriza de EE.UU., ubicada en la esquina suroeste de EE.UU.
A lo largo de los años, el sitio histórico se convirtió en un lugar de encuentro para las familias de ambos lados de la frontera separadas por cuestiones migratorias. Para algunos, era el único lugar donde podían reunirse, a pesar de estar separados por la cerca fronteriza.
El parque fue cerrado durante la pandemia bajo la primera istración de Trump y luego no se reabrió bajo el presidente Joe Biden debido a lo que la Patrulla Fronteriza alegó fueron problemas de personal.
En 2023, el gobierno federal anunció un proyecto para reemplazar la cerca fronteriza principal en Friendship Park y prometió reabrir el desde el lado estadounidense y restaurar el jardín binacional en el sitio una vez que se completara la construcción.
El proyecto reemplazó la cerca fronteriza en la zona del parque binacional con una barrera de 30 pies de altura en todos menos en un tramo. La parte superior fue cubierta para dificultar el ascenso, y la zona donde las familias solían reunirse a través de la cerca y tocarse las yemas de los dedos fue reforzada con malla de múltiples capas que ahora hace prácticamente imposible el o.
Sin embargo, a principios de este año, justo cuando el proyecto estaba a punto de completarse, la construcción fue detenida debido a una orden judicial en el distrito sur de Texas que prohibió a la istración Biden usar fondos previamente asignados por el Congreso, según una carta enviada por funcionarios de EE.UU. a los activistas del parque.
El caso alegaba que la istración Biden no utilizó los fondos para construir nuevos muros fronterizos y en su lugar los usó para proyectos de reparación de barreras existentes, entre otras cosas.
Una orden judicial preliminar, emitida en marzo, prohíbe al gobierno utilizar los fondos para “esfuerzos de mitigación y remediación, reparación de barreras existentes, instalación de atributos del sistema en sitios existentes u otros fines similares”.
Tales gastos requerirían una asignación diferente de fondos.
En la carta enviada este mes a los Amigos de Friendship Park, un grupo de defensa, el principal funcionario de Aduanas y Protección Fronteriza, Troy A. Miller, explicó el contratiempo.
“Hay un hueco de aproximadamente 100 pies en la nueva barrera fronteriza, además de otros atributos del sistema que aún están incompletos, como la cobertura anti-escalada y trabajos en la carretera, así como la restauración del jardín binacional”, escribió Miller, quien está desempeñando funciones de comisionado.
“Debido a la infraestructura incompleta, así como a las condiciones operativas de la USBP en la zona, no es seguro reabrir Friendship Park hasta que se complete el proyecto”, agregó.
Miller reiteró en la carta, que la organización sin fines de lucro compartió con Union-Tribune, que el objetivo es completar el trabajo tan pronto como sea posible, “una vez que recibamos los fondos adecuados para hacerlo, y cumplir con nuestro compromiso de proporcionar a Friendship Park cuando se considere operativamente seguro hacerlo”.
CBP no respondió de inmediato a las preguntas sobre Friendship Park.
A medida que se acerca una nueva istración federal, las dudas aumentan sobre el futuro del lado estadounidense del parque binacional.
“No hemos recibido ninguna comunicación que indique cuál postura podrían adoptar los funcionarios de la istración Trump respecto al futuro de Friendship Park”, dijo el grupo sin fines de lucro en un comunicado.
” Nuestra experiencia nos enseña que los funcionarios con sede en Washington, D.C. — limitados por un entendimiento empobrecido de la vida en la frontera y por los cambios siempre fluctuantes de liderazgo a nivel local y federal — son incapaces de hacer lo correcto por Friendship Park.
“Un sitio que debería ser una fuente de orgullo para los pueblos de Estados Unidos, México y la nación Kumeyaay parece más una prisión que un parque”, agregó el grupo.
La reverenda Santa Cruz, quien ha asistido a la posada de San Diego durante 25 años, dijo que es triste no ver las caras de los participantes del lado sur de la frontera. “Pero estamos unidos en corazón y espíritu”, agregó.
Pedro Ríos, director del Programa de la Frontera entre EE.UU. y México del Comité de Amigos Americanos, lamentó que durante varios años no hayan podido conmemorar el evento verdaderamente binacional como lo hubieran querido.
“Para nosotros, el compromiso sigue siendo continuar celebrando la posada para reiterar que la historia del nacimiento de Jesucristo es una historia de migración”, dijo Ríos.
En Tijuana, los asistentes siguieron una procesión recreando el viaje de María y José en los días previos al nacimiento de Cristo, entre otras tradiciones.
En San Diego, los participantes cantaron canciones tradicionales como “Noche de Paz” tanto en inglés como en español.
Cuando llegó el momento de cantar “Las Posadas”, el grupo no pudo intercambiar versos con las personas en Tijuana, como lo hicieron en el pasado.
Original Story
First border construction, now Trump. Uncertainty swirls around the future of Friendship Park.
