
Mario Aguilar nació en Ciudad de México. Cuando solo tenía un año y medio, su familia emigró a Estados Unidos. Aunque su padre solo tenía estudios de segundo grado y su madre solo tenía estudios de séptimo grado, desde pequeño los padres de Mario le inculcaron el poder de la educación.
Se convirtió en la primera persona de su familia en graduarse en la preparatoria y posteriormente en la universidad. Durante su estancia en la universidad, no había muchos otros estudiantes universitarios chicanos. Aguilar atribuye a la organización MEChA —Movimiento Estudiantil Chicano de Aztlán— el mérito de haberle ayudado a desenvolverse durante su estancia en San Diego State University y de no haberse sentido solo. En la SDSU se relacionó con otros estudiantes de orígenes similares que compartían algunas de sus visiones del mundo. Posteriormente, se doctoró en educación en la SDSU y en el Claremont College en un programa de doctorado conjunto.
En 1974, Aguilar llevó a unos amigos suyos a Tijuana para comprar regalos de Navidad y resultó ser un viaje que cambiaría su vida. Durante ese viaje escuchó tambores y supo que tenía que encontrarlos. Cuando localizó el sonido, también experimentó el hermoso arte de la danza azteca-chichimeca. Ese encuentro también lo llevaría a conocer al maestro general Florencio Yescas, quien trajo la danza a San Diego.
La danza azteca es una tradición de danza indígena mística moderna del centro de México. Es una rica mezcla de música, coreografía, poesía, teatro y, lo que es más importante, de una fe espiritual profundamente arraigada y una culminación de 50 mil años de celebración cultural en los valles y bosques del centro de México.
Durante casi 50 años, Aguilar ha enseñado y preservado la antigua tradición de la danza azteca-chichimeca. Se muestra orgulloso cuando detalla que su esposa, su hijo, su hija y su nieto de 11 años también bailan y mantienen la hermosa tradición.
Aguilar es un profesor jubilado de la UC San Diego y sigue impartiendo clases en la SDSU en el departamento de estudios chicanos y de chicana. Es un aprendiz de por vida, educador de la comunidad y artista. Ha participado en el Parque Chicano y en el Centro Cultural de la Raza en el Parque Balboa. También dirige una organización sin ánimo de lucro llamada Centro Cultural Indio Mex’icayotl que se dedica a enseñar y preservar las culturas indígenas de México y del suroeste de Estados Unidos.
Le entusiasma la tutoría académica, la enseñanza y ser un modelo para otros en la comunidad. Hoy en día, se siente inspirado al ver la variedad de estudiantes de diferentes orígenes en sus clases. Le da esperanzas de un futuro mejor. A menudo anima a sus alumnos a cursar estudios superiores porque, como él dice, “La educación no es solo para ti. Es para tus padres, tus abuelos y tus antepasados”.
Cree que cada uno de nosotros es un eslabón de nuestro proceso histórico y que si todos pudiéramos buscar las similitudes y las cosas que nos unen, podríamos ver que, de hecho, todos estamos conectados.
Maldonado es miembro de la Junta Consultiva de la Comunidad U-T. People San Diego Should Know es una columna sobre personas de la localidad que son interesantes y sobresalientes por sus experiencias, logros, creatividad o antecedentes. Si conoces a alguien que creas debamos presentarle a San Diego, envíanos tu idea a [email protected].