Dos hombres luchan encima de un ring de tres cuerdas y cada vez que uno cae de espaldas sobre la lona, el estruendo hace retumbar a cualquiera. Mientras ellos practican la rutina —uno intenta golpear con el codo, el otro esquiva y parece que somete al contrario, pero este logra desarmar el apretado abrazo para salir y tomar impulso desde las cuerdas, corre de norte a sur, corre de este a oeste— el resto de los estudiantes observa alrededor del cuadrilátero y espera su turno para participar.
Este no es un gimnasio normal, hay algunas pesas y cuerdas para saltar, pero no hay caminadoras eléctricas, ni bicicletas para hacer spinning. Hay costales para golpear, pero no hay guantes de box. Esta es una escuela de lucha libre.
Benny Cuntapay o B-Boy, luchador profesional independiente con más de 20 años de experiencia y copropietario de Level Up Wrestling School, es también el entrenador principal. Explicó que los estudiantes practican hasta tres veces semanalmente, y dijo que cada vez que alguien quiere ingresar a la escuela, él los entrevista para asegurarse que entiendan que el entrenamiento es algo más que una simple rutina de ejercicios.
La escuela ubicada en el área de La Mesa, que dice ser la única especializada en formar a luchadores profesionales en el condado, nació en 2016 como una idea de Noris Jarmon, un aficionado que entrenaba para ser luchador, pero quien tras lesionarse transformó su sueño para servir de plataforma y lanzar a otros luchadores.
Noris y su esposa, Amy, una enfermera registrada, y la esposa de Cuntapay, Laura, son los otros copropietarios de la escuela. Amy, explicó que el ring o como cariñosamente lo llaman Bertha, es un cuadro de 80 pies y 72 piezas que los estudiantes se encargan de trasladar y ensamblar en diversos escenarios en los que les permiten exhibir sus peleas.
Level Up Wrestling SchoolCada seis semanas ofrecen exhibiciones gratuitas en un área exterior en la parte trasera de la escuela. Y recientemente, estudiantes de Level Up ofrecieron un espectáculo de lucha libre en Chula Vista, en un evento de recaudación de fondos para la organización Love Thy Neighbor.
Durante esa función, Fabrizio Martínez, caracterizado como Sexy Fabrizio, lucía botas blancas, mallas azules y un leotardo rosa neón. Una pieza de música erótica sonó y Sexy Fabrizio hizo su entrada magistral al ring, mientras peinaba su sexy cabellera. Tras una serie de desencuentros con su oponente, terminó venciéndolo y con su simpatía, conquistó los corazones de los asistentes.
Martínez, originario de Chula Vista, dijo que sus primeros acercamientos a la lucha libre fueron cuando era niño y visitaba a sus abuelos en Tijuana. Recuerda ver los carteles pintados en las paredes, con las máscaras de los luchadores que se presentarían el siguiente viernes. Después comenzó a ver las peleas americanas por televisión.
“Mi sueño siempre ha sido ser luchador, pero por otras cuestiones lo dejé de lado… ahora lo estoy retomando, antes de que me haga más viejo”, aseguró el luchador de 23 años.
Desde hace dos años entrena en Level Up y describe la experiencia como algo que no esperaba, dijo que en sus compañeros ha encontrado grandes amigos y en la escuela una nueva familia.
Su primera experiencia en el ring, fue a los dos meses de comenzar a entrenar. “Es una de esas cosas por las que debes sentir respeto”, dijo. “Si no estás listo para subir al ring, ni lo toques, ni pongas un pie encima. Cuando te dicen que estás listo para subir, entonces puedes pisar el ring”.
Para responder ¿qué sientes cuando está luchando?, Martínez dijo: “Me siento feliz. Es definitivamente como un escape. Es un lugar donde puedo ser yo mismo, divertirme e interactuar con la gente”.
Ese escape del que Martínez habla, es el mismo que experimentan sus compañeros aprendices de lucha libre. Cuntapay, el entrenador, mencionó que para muchos estudiantes, incluidos ex de fuerzas militares, el momento de práctica sobre el ring se convierte en una terapia contra el estrés.
Por eso incluso durante la pandemia la escuela encontró la manera de mantenerse activa y logró que sus estudiantes siguieran entrenando al convertirse también en un set de grabación para el sitio IWTV de lucha libre independiente y para su propio canal de YouTube.
Además, a través de la alianza que mantienen con la organización sin fines de lucro Love Thy Neigbor, los estudiantes realizan diversas actividades a favor de la comunidad como limpieza de graffiti y la repartición de alimentos en vecindarios del sur del condado.
“Al final lo que buscamos es elevarnos del resto, queremos formarlos en algo mejor, no mejor que el siguiente chico, sino asegurarnos de que estamos entrenando a individuos fuertes”, dijo Jarmon. “Este es su escenario”.
Para conocer más sobre Level Up Pro Wrestling School puedes visitar su sitio web o buscar información sobre sus siguientes eventos en su página en redes sociales. La información sobre su siguiente exhibición, que se realizará el domingo 11 de julio está aquí.
